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¿Soy un buen administrador?

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Para responder esa pregunta, primero debemos tener claro qué es ser un administrador. Puede que al escuchar esta palabra pienses en aquellos que se dedican a los negocios y requieren de conocimientos financieros para mantenerse a flote. O en personas que poseen propiedades y recursos que deben hacer prosperar. Pero, lo cierto es que no es necesitamos tener mucho en nuestra mano para empezar a administrar. De hecho, aunque tengamos unos cuantos pesos en el bolsillo, lo que hagamos con ellos dirá qué tipo de administradores somos.

Si quieres saber si estás administrando mal tu dinero, checa estas 6 señales que pueden ayudarte a identificar si tienes ese problema.

Si pasas por más de una de estas situaciones, quiere decir que has identificado un problema. Lo que es algo positivo, pues dado el diagnóstico podemos recurrir a un tratamiento. No obstante, hay factores que influyen en nuestro comportamiento financiero. Estos pueden ser los hábitos, la filosofía de vida o hasta el carácter.

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Por qué es difícil ser un buen administrador

Según el Doctor en Administración y Negocios, Juan Carlos Niño de Guzmán, el contexto en que nos desarrollamos, el conocimiento que adquirimos y las personas con quienes nos relacionamos pueden influir significativamente en la forma de administrar nuestros recursos. A continuación, una lista de aquellos factores y otros motivos que pueden dificultarnos el ser un buen administrador.

  • No recibimos un buen ejemplo en casa: Generalmente, la administración del dinero es un tabú, un tema que se evita en los momentos de familia. Esto contribuye para que no se desarrollen nociones básicas del manejo del dinero y no se aprecie su valor.
  •  Crecimos sin orden ni disciplina: Hay muchos riesgos que cuidar, no solo en lo financiero. Tener cuentas desordenadas es un reflejo de cómo somos en otras áreas de la vida.
  •  Queremos vivir para aparentar: Nos preocupa mucho el qué dirán. Si cultivamos estos pensamientos, estaremos entrando en un camino peligroso.
  • No tenemos planes bien definidos ni sueños que cumplir: Cuando no hay una meta que alcanzar, tampoco se hacen esfuerzos para mejorar. Poner objetivos financieros puede motivarnos a ser mejores administradores.
  • No conocer sobre administración y finanzas: La ignorancia puede explicar muchos de nuestros comportamientos. Por eso, debemos ser curiosos para aprender.
  • Falta de constancia y paciencia: Algunos pueden saber sobre finanzas, tener motivación y objetivos, pero si no hay perseverancia, todo será en vano.
  • Pensamientos negativos: Decir que no somos buenos para administrar el dinero o no poseemos esa habilidad sólo hará que nos quedemos en el mismo lugar. La mente también juega un papel importante al proponerse el desafío de administrar bien el dinero.

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Resultados de una mala administración

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Según investigadores, uno de los sueños que muchos tenemos es el de gozar de libertad financiera. Esto significa alcanzar un estado monetario que permita aumentar el valor de los recursos independientemente del trabajo que se realiza. Uno que nos de estabilidad y permita viajar y disfrutar de otros placeres. No obstante, son pocas las personas que luchan por alcanzar tal libertad y lo hacen de forma correcta. No ser un buen administrador del dinero puede ser lo que se interpone entre nosotros y metas como esa.

De la misma forma, no saber administrar el dinero tiene consecuencias negativas en nuestra vida cotidiana y a largo plazo.

Imaginemos una familia de clase media compuesto por los padres y tres hijos. Si los padres son desordenados con las cuentas, hacen gastos innecesarios y adquieren bienes a costa de préstamos, es muy probable que pronto comiencen a endeudarse. Si la familia abusa del uso de las tarjetas de crédito y se da lujos que no puede pagar, montos significativos de dinero podrán acumularse en tales deudas. Esto implica que permanentemente habrá un porcentaje del sueldo destinado al pago de tales sumas. Lo que resta del total mensual del es utilizado para cubrir sus gastos. Si este ritmo continúa, llegará un punto en que el sueldo alcance sólo para suplir las necesidades básicas y se acabe antes de fin de mes. Mas, si no están dispuestos a abrir mano de algunos gastos como: irse de vacaciones a lugares costosos, recibir muchos regalos y mantener sus dispositivos electrónicos actualizados, el costo por mantener el mismo estilo de vida se irá reflejando en sus estados de cuenta. Los padres, al ver cómo el dinero se les va de las manos y que las deudas no bajan, sentirán como mínimo, frustración por verse atrapados financieramente. Si el panorama empeora, y para retomar las riendas deciden tomar medidas drásticas, es posible que además de los privilegios, pierdan oportunidades. Como pagar una mejor educación o ahorrar para un proyecto familiar. Podría seguir escribiendo sobre este ejemplo, pero lo dejaré para la imaginación. Lo que si queda claro es que la mala administración tiene repercusiones serias y a veces, irreversibles.

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El objetivo de este artículo es detectar si estás administrando mal el dinero. Si es así, ¡es hora de hacer un cambio! Y aquí te ayudaremos para que camines en dirección a tus objetivos. ¿Qué tal si comenzamos aprendiendo algunos principios de la administración? Si hay algo específico sobre lo cual te gustaría aprender, escríbelo en los comentarios y estaremos felices en facilitarte esa información.

Periodista y productora de contenido web en la Universidad de Montemorelos Virtual.