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Contagio emocional: qué es y cómo te afecta

¿Alguna vez jugaste la dinámica del espejo? Cuando era niña este era uno de los juegos que más me hacía reír. Consistía en escoger a una persona del grupo para que hiciera ‘caras feas’, mímicas o moviera el cuerpo a su gusto mientras el resto intentaba imitar sus movimientos. Era divertido ver las expresiones graciosas y posturas extrañas que hacíamos para continuar en el juego. Y confieso que más de una vez perdí por no poder imitar de forma idéntica o confundir mi lado izquierdo con el derecho. Aunque lo que hacíamos en ese juego era de forma voluntaria y totalmente consciente, este proceso es llevado a cabo de forma involuntaria por algunas células del cuerpo. Se trata de las neuronas espejo que, gracias a su sistema de imitación, tienen la capacidad de reconocer las acciones de los demás y replicarlas.

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Ya habrás notado que, cuando interactuamos con otros no podemos evitar entrar en contacto con sus emociones. Sus expresiones faciales, palabras, posturas y tono de voz comunican sentimientos que, inconscientemente, imitamos. Esto suena a empatía, la habilidad de ponerse en los zapatos del otro; sin embargo, hay algunos aspectos que hacen que sea diferente. En este artículo entenderás en qué consiste el contagio emocional y cómo te afecta. ¿Se puede dar de forma virtual?, ¿Qué podemos hacer para proteger las emociones? Estas son algunas de las dudas que despejamos con especialistas y aquí las compartimos contigo.

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Diferencia entre empatía y contagio emocional

Para el psicólogo Yair Alejandro, la diferencia entre la empatía y el contagio emocional radica en que la empatía se desarrolla de forma consciente y se puede mejorar  con la práctica, lo que posibilita una mejor comprensión de aquellos que nos rodean. Por otro lado, el contagio emocional ocurre de forma inconsciente; ya que, imitar el comportamiento de quienes nos rodean y sincronizar nuestras emociones con las suyas es algo que ocurre de forma automática.

La empatía es una habilidad que desarrollamos de forma voluntaria y autónoma, mientras que el contagio emocional apunta al comportamiento que replicamos de forma automática y dependiente. 

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Diferente del contagio patológico, el contagio emocional no representa peligros para la salud. No obstante, puede llegar a ser perjudicial si no se ponen límites. El Dr. Marcelo Moroni, Decano de la Facultad de Psicología de la Universidad de Montemorelos, señala lo importante que es regular las emociones: «Quienes se ven afectados por las emociones de los demás son aquellos que no entienden cuál es la afectividad del otro y la propia. Se hacen cargo de los demás y asumen que la persona que sufre es más cercana de lo que en realidad es.» 

Si alguien, ya sea por su personalidad o crianza, tiene tendencia a absorber las emociones de su entorno al punto de verse afectado; debe tener en consideración lo siguiente:

  • Ser selectivo: escoger a las personas con quienes comparte su tiempo.
  • Identificar sus emociones y las del otro: saber hasta donde le corresponde asumir las emociones del otro.
  • Buscar ayuda profesional: un/a psicólogo/a podrá realizar un trabajo más especifico de acuerdo con cada caso.

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Contagio emocional digital

Se han realizado experimentos con usuarios de redes sociales para medir la influencia de las publicaciones en su comportamiento. En el 2014, se hizo un estudio con Facebook que consistió en que una fracción de los participantes recibiese contenido de forma intencional. Mediante algoritmos, Facebook determinaba si las publicaciones que aparecían en el feed de estos usuarios tendría un toque emocional triste o feliz. El resultado fue que cuando se redujeron las expresiones positivas, las personas produjeron menos publicaciones positivas y más publicaciones negativas; cuando se redujeron las expresiones negativas, ocurrió el patrón opuesto.

Gracias al experimento se comprobaron los siguientes puntos:

– La interacción en persona y las señales no verbales no son estrictamente necesarias para el contagio emocional

– Las emociones expresadas por otros en Facebook influyen en nuestras propias emociones

– Los estados de ánimo más duraderos, como depresión y felicidad, se pueden transferir a través de redes sociales virtuales.

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El contagio emocional no depende de la interacción entre personas; puede ocurrir cuando no hay contacto directo y tener el mismo efecto. El texto, sonidos y cualquier otro elemento capaz de comunicar puede transmitirnos emociones. 
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Recientemente, se examinó el impacto que tienen las publicaciones relacionadas al COVID-19 en las emociones de las personas. En el estudio, también realizado con usuarios de Facebook, se observó que la difusión de información falsa combinada con estados de cuarentena puede provocar ansiedad, depresión y en casos extremos, el suicidio. Por otro lado, aunque las publicaciones que expresaban alegría no necesariamente transmitieron ese sentimiento a los participantes; se encontró que tanto ellos como sus contactos trataban de amortiguar sus emociones negativas con publicaciones aparentemente divertidas.

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¿Cómo proteger mis emociones?

A pesar de que tengamos todo tipo de experiencia emocional a nuestro alcance, mejorar el estado de ánimo de forma genuina no es algo que pueda lograrse con un par de clics. De acuerdo con la psicóloga Fun Ye Lay Santa Cruz, en vez de buscar maneras de tener momentos de felicidad o cualquier otra emoción satisfactoria, nos conformamos con la experiencia que podemos tener al consumir emociones que ya vienen listas. «En vez de hacer algo que me haga sentir bien, dibujar, tejer, conversar; veo programas o escucho música que me transmita lo que quiero en ese momento «, comenta al enfatizar nuestra actitud pasiva respecto al asunto.

Para cuidar nuestras emociones es necesario identificarlas y saber expresarlas. Acerca de eso, la psicóloga enfatiza la importancia de ampliar el vocabulario de emociones que usamos. «Generalmente nos quedamos con el «estoy bien, o mal», o incluso nos limitamos a responder con stickers; cuando hay un sinnúmero de palabras que pueden expresar mejor cómo nos estamos sintiendo.»

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Es verdad que no podemos estar siempre felices, pero absorber todo es perjudicial. Por eso, hay hábitos que pueden ayudarnos a regular las emociones.

  1. Realizar ejercicio físico: el tiempo invertido en la actividad física se verá reflejado en el humor y control del estrés y la ansiedad.
  2. Dormir las horas necesarias: al respetar el reloj biológico el cuerpo tendremos una mejor actitud y más disposición para enfrentar el día y relacionarnos con otros.
  3. Realizar actividades placenteras: identificar aquello que estimula nuestra mente y nos proporciona satisfacción es esencial para tener un equilibrio en medio de la rutina
  4. Crear momentos especiales: elegir días u horarios para agradecer, compartir y celebrar nuestros logros, sean estos grandes o pequeños; hacer algo en familia o crear tradiciones que refuercen nuestro sentido de pertenencia nos mantendrá conectados con lo que somos y tenemos.

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¡Esperamos que este artículo pueda motivarte a cuidar más de tu salud mental y la de tus seres queridos!

Periodista y productora de contenido web en la Universidad de Montemorelos Virtual.