Image Alt

Centro AMICUM

Rut Badilla: La lucha con uno mismo

.

Nuestros pensamientos definen mucho nuestro desempeño en cualquier área, por eso tenemos que prestar atención si automáticamente solemos pensar de manera negativa. En mi caso, suelo analizar mucho las cosas, especialmente “todo lo que podría pasar”. De hecho, en mi adolescencia sufría de ataques de ansiedad por esta razón.

.

Con los años aprendí, a través de procesos terapéuticos, a anticipar positivamente y aprovechando algunas habilidades de organización, pude convertir muchos de mis “defectos” en virtudes. Sin embargo, aún tengo luchas con mis pensamientos en ciertas áreas; lo que obstaculiza la construcción de algunos hábitos saludables, especialmente aquellos que no me gustan, como lo es el ejercicio. Como es algo que no me agrada, mi mente rápidamente comienza a encontrar otras cosas negativas relacionadas a él: 

.

– “Tienes que sacar tiempo para ello y ahorita no tienes”, “…es que el clima no es el más favorable”, “…luego vas a andar con dolor en el cuerpo”, “Vas a tener que volver a bañarte y está haciendo frío”, “Ya perdiste la condición, te va a costar…”. De hecho, no me gusta hacer ejercicio sola, porque escucho más mis propios pensamientos: «¿Ya va a terminar?» «¿Por qué otros lo hacen más fácil?» «Ya me aburrí…». Entonces, me di cuenta que hacer ejercicio no es el primer paso. El primer paso inicia mucho antes, al reconocer que lo necesito y por qué quiero hacerlo. 

.

.

El primer paso inicia mucho antes, al reconocer que lo necesito y por qué quiero hacerlo. 

Teniendo eso claro, tengo que hablar conmigo para ver cómo y cuándo lo hago. Por ejemplo: si sé que tengo tiempo de no hacer actividad física, voy a proponerme iniciar con una o dos veces por semana y por alrededor de 20 min. Más de eso, termina siendo una ilusión. Así que, cuando planifico mi semana, busco los días en los que menos tengo actividades, reviso el pronóstico del tiempo y lo agendo. Además, si va a ser después del trabajo, me programo para comer algo ligero antes de salir, para tampoco usar la excusa de que no voy a hacer porque tengo mucha hambre. De igual manera, termino de hacer todos los preparativos necesarios para evitar usar cualquier excusa (hasta dejo lista la rutina o la playlist adecuada, porque ¡sí!, ya me he saboteado gastando el tiempo designado al ejercicio buscando lo que voy a hacer). Una vez que empiezo, voy dialogando conmigo de cuán bueno, útil y beneficioso es lo que estoy haciendo. Esto es para recordarme que no era tan malo como lo hacía ver. Y al final, me siento satisfecha y me recuerdo que vale la pena volver a hacerlo.

.

.

Disfruta ese diálogo interno y construye una buena amistad contigo que te permita comprenderte en los momentos difíciles, pero que también te ayude a alcanzar la mejor versión de ti.

.

Te cuento esto para recordarte que, cualquiera que sea el hábito que estés intentando desarrollar, vas a tener largas conversaciones personales contra esa versión tuya caprichosa que no quiere continuar. También te comparto mi experiencia para animarte cuando aparezcan tus inseguridades, e incluso reír contigo si no lo estás haciendo bien. 

.

No permitas que la frustración gane la batalla, o que los comentarios de otras personas tengan mayor peso. Disfruta ese diálogo interno y construye una buena amistad contigo que te permita comprenderte en los momentos difíciles, pero que también te ayude a alcanzar la mejor versión de ti.

.

ACTIVIDAD PARA HOY

En una hoja o cartulina, escribe una frase (con colores llamativos) que puedas tener siempre presente y que te ayude a continuar luchando por tus metas. Ponla en un lugar visible y repítela constantemente.

.

.

.

.